Vivir la soltería con paz en el corazón

Antes que nada, quiero aclarar que siento una profunda vocación al matrimonio. Pero en esta oportunidad, me gustaría hablar de mi realidad actual; de esta querida soltería que estoy aprendiendo a vivir como un tiempo fecundo y propicio para muchas cosas.

Puede pasarnos, a algunos de nosotros, que en ciertos momentos nos invada el miedo a no encontrar un compañero de camino con quien compartir la vida. A veces la espera puede ser larga y difícil, incluso frustrante. Pero lo mejor que podemos hacer es encontrar la paz en esta etapa que estamos viviendo y enfocarnos en todo lo lindo que tiene.

La soltería es el tiempo favorable para conocernos mejor a nosotros mismos y ser cada vez más auténticos. Es una oportunidad para descubrir en profundidad cuáles son nuestros intereses y pasiones. La soltería es un mundo de posibilidades en el que la independencia nos permite enfocarnos en proyectos personales, estar disponibles para quien nos necesite, aprender constantemente cosas nuevas…. Es una gran etapa para crecer, para disfrutar, para ser feliz.

Estar soltero no es lo mismo que estar solo. Tenemos familia, amigos, gente querida que nos rodea por todos lados. Y, por lo general, cuando uno está soltero está más abierto a conocer personas. Por más de que después esas relaciones no prosperen, en la mayoría de los casos pueden enriquecernos. Uno va guardando experiencias y anécdotas. Va abriendo nuevos horizontes.

Como solteros, puedo afirmar que no nos falta ninguna media naranja. Somos seres completos en busca de un compañero completo con quien compartir la vida. Y tampoco somos la media naranja de nadie: no somos ninguna mitad. Sea cual sea nuestra condición de vida, todos somos seres íntegros, y debemos aprender a ser felices independientemente de si estamos con alguien o no.

Nadie va a poder llenar los vacíos e inseguridades que tengamos. Eso es algo que cada uno tiene que trabajar y sanar por su cuenta… Si yo no estoy bien conmigo misma, no voy a poder estar bien con nadie, por más perfecta que pueda parecer esa relación.

A lo más profundo de nuestro corazón, solo podemos llegar nosotros mismos… y Dios. Nadie más. Dios es el único capaz de saciar nuestra sed de amor, pero nosotros tenemos que reconocer esa sed para saber qué es lo que verdaderamente anhelamos.

Hay cosas que están en nuestras manos —predisposiciones, actitudes, decisiones—, y otras que no. En mi caso, voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para acercarme a ese sueño de formar una familia. Pero todo lo demás, se lo voy a dejar a Dios. Sus tiempos son distintos a los nuestros. Tenemos que creer en el amor que Dios nos tiene y confiar en que nos conoce más que nadie en el mundo… y, por lo tanto, sabe qué es lo mejor para nosotros.

Hasta que conozca a esa persona que Dios pensó para mí, voy a seguir tratando de ser la persona más plena y feliz que pueda ser. Voy a seguir haciendo las cosas que me gusten y aprendiendo lo que me dé curiosidad. Voy a seguir valorando toda la gente querida que me rodea. Voy a seguir disfrutando mis espacios y mis tiempos. Voy a seguir abrazando con cariño todo este “mundo” tan lleno de riquezas y oportunidades que es la soltería.

Publicado en la revista Bienaventurados/septiembre 2020


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3 respuestas a “Vivir la soltería con paz en el corazón

  1. Comparto cada una de tus palabras, pienso y siento que es así. Lo de conocer gente, tener tiempo para hacer cosas, lo de los miedos que cada tanto me invaden a no encontrar una compañera de camino con quien compartir la vida o a simplemente tener que aprender a vivir en soledad. Pero todo sucede para enseñarnos algo, para que hagamos crecer algún o algunos dones que Dios nos dio. También pienso que todo sirve para sanar, encontrarse y redescubrirse. Hay que avanzar y no perder la confianza ni la esperanza!

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  2. ¡Hola, Juan! Muchas gracias tus comentarios, ¡me encantó lo de no perder la confianza ni la esperanza!
    Y tal cual decís: todo pasa por algo. Los tiempos y planes de Dios son mucho más altos de lo que nosotros podamos llegar a imaginar 🙂
    ¡Gracias por animarte a compartirlo!
    ¡Un abrazo!

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