Los diáconos

El 10 de agosto es la festividad de san Lorenzo, diácono y mártir. Por este motivo, además de conmemorar la vida del santo, se celebra también el día del diácono.

JoséLos diáconos son hombres que se dedican al servicio de la Iglesia, y constituyen una gran ayuda para los sacerdotes. Como es una orden sagrada, las personas que la reciben deben tener una formación de por lo menos tres años, para cultivar su vida espiritual y poder cumplir las tareas que le corresponden.

Pueden ser diáconos permanentes todos los varones bautizados que hayan recibido la debida preparación. Si son célibes, deberán permanecer célibes y si son casados, permanecerán como tales.

Las funciones de los diáconos podrían sintetizarse en tres ministerios: de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Entre sus deberes están: administrar el Bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, ser ministros de la exposición del Santísimo Sacramento y de la bendición eucarística, asistir y bendecir el Matrimonio, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo de Dios, presidir el culto y la oración de los fieles, administrar los sacramentales (como el agua bendita, la bendición de casas, imágenes y objetos) y presidir el rito fúnebre y la sepultura.

¿Cómo fue tu llamado a ser diácono?

Wenceslao: Fueron varias circunstancias. En primer lugar mis padres, que desde chico me hablaron de un Jesús encarnado, un Dios que nos cuida y nos regala su amor y la libertad de decidir. Al crecer un poco, el padre Rodolfo Bufano y sus consejos me acercaron más a la Iglesia. Me ayudó mucho a pensar que no se puede vivir sin perdonar, especialmente en nuestro matrimonio.

Gracias al ejemplo de la madre Teresa de Calcuta, empecé a ver en todos el rostro de Jesús con más claridad, y sentí la necesidad de anunciarlo en la Iglesia. Años después, me acerqué a hablar con el obispo de aquel entonces, Jorge Casaretto. Quería estar donde la Iglesia me necesitara, poniéndome a su disposición y no de manera temporaria sino para siempre. Fue en ese momento que comencé un camino de formación al diaconado permanente. Me ordenaron diácono en el año 1999.

José: Por el año 1980, el padre Juan Martínez, a quien acompañaba en la capilla Stella Maris, me propuso ser Ministro Extraordinario. En ese momento también me dijo que mi caminar en la capilla debía ser diaconal. Esa idea quedó dando vueltas en mi mente, hasta que pasados unos años leí en un boletín diocesano la inscripción en la escuela de Ministerios. Le consulté al padre Miguel Ángel, y me pidió que lo conversara con el párroco, el padre Pedro, quien me presentó ante el rector de la escuela. A partir de ese momento y durante 8 años me fui preparando hasta recibir el diaconado en 2005.

 

¿Cómo vivís hoy tu vocación?

Wenceslao: Bien tranquilo y con alegría, tratando de estar atento al Jesús que nos habla y a la Iglesia que se va renovando, a veces despacio, pero siempre iluminada por el Espíritu Santo.

WenceslaoJosé: Con mucha alegría de poder servir a la Iglesia y al pueblo de Dios allí donde Jesús quiere que esté, sobre todo en el servicio a mis hermanos en la capilla del Perpetuo Socorro, cuya comunidad me adoptó hace ya 13 años.

¿Cómo es el día a día de un diácono?

Wenceslao: Más menos como el de cualquier persona: desayunamos, almorzamos, trabajamos… en fin, hacemos lo que podemos. A veces hacemos macanas, pedimos perdón, tratamos de encontrarnos con Jesús en la Eucaristía y rezamos.

José: Mi día a día como diácono arranca cada día muy temprano, atendiendo a mi hija, a mi yerno y a mi señora. Por último me preparo un tiempo para rezar y meditar, y luego vendrán todas las acciones de una casa hasta las 18 horas, cuando voy a misa a la Catedral. Esto es de lunes a viernes, ya que sábado y domingo me voy a la capilla.

¿Qué hacés en la Catedral?

Wenceslao: Charlo con algunas personas tratando de que juntos nos encontremos más con Jesús. Además bautizo y estoy en el grupo que da charlas prebautismales. También es propio del diácono el sacramento del Matrimonio y la predicación de la Palabra.

José: En la Catedral tengo generalmente el primer turno de bautismos los días sábados, participo del servicio del altar en las misas, hago bendiciones de casas y personas, asisto a parejas en la celebración del matrimonio y presido exequias cuando se solicitan. Además colaboro en otras parroquias en celebraciones, bautismos y casamientos.

¿Cuáles creés que son los principales desafíos de un diácono?

Wenceslao: Son muchos; rezar por la Iglesia, poner a Jesús en el corazón de todos, repetir hasta el cansancio que Dios no excluye a nadie nunca, que nos invita a caminar con Él, que nos acaricia con su ternura y que los pobres son su urgencia.

José: Creo que el principal desafío de los diáconos es hacer comprender su misión de elegidos de Jesús para ser como Él, servidores del pueblo Santo de Dios.


San Lorenzo

En 257, año en que Sixto fue nombrado papa, Lorenzo fue ordenado diácono y encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Para ese entonces, el emperador Valeriano proclamó un edicto que prohibía el culto cristiano y condenó a muerte a muchos obispos, sacerdotes y diáconos. En 258 el papa Sixto fue martirizado, y a los tres días lo siguió Lorenzo, que fue quemado vivo en una parrilla.

 

diáconos

Publicada en la Revista Bienaventurados/agosto 2014


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