Durante varios años fui misionera, y recuerdo ese tiempo con mucho cariño: fue de gran crecimiento espiritual, de trabajo y vida comunitaria, de grandes amistades e inolvidables momentos compartidos.
En ese entonces se me dio por componer esta zamba, tratando de expresar lo que estaba viviendo. Se la dedico especialmente a todos los misioneros que se animan a dejar las comodidades de sus casas para lanzarse a esta aventura de transmitir el amor de Dios en los pueblos más alejados.
Gracias a Lucas Baccelliere por la producción, a Paco Figueroa por los aportes instrumentales y a Eugenio Zucal por la colaboración en el estudio de grabación de la Pastoral de Música de San Isidro. Las fotos las saqué en la última misión a El Tala, en enero/febrero de 2011.
Zambita del misionero
Con la luz de la vida en sus ojos,
con una canción en su voz,
va recorriendo el camino
el mensajero de Dios.
Va a transmitir al pueblo las promesas
y la misericordia del buen Dios,
con alegría en el rostro
y amor en su corazón.
Joven que trabaja por la paz,
la fe, la esperanza y el amor,
va recorriendo el camino
el mensajero de Dios.
Va de casa en casa por el pueblo,
visitando a la gente del lugar,
ellos lo reciben con bondad,
y con generosidad.
Comparte juegos con los niños,
y mates con los jóvenes también.
Planta una semilla en todos ellos
que después germinará.