¿Qué hacer cuando Dios nos pide algo y espera nuestra respuesta? ¿Por qué a veces nos cuesta confiar en sus planes y desesperamos ante el menor desequilibrio en nuestra vida?
MARÍA
María es el ejemplo perfecto de entrega y confianza en los planes de Dios. Su “sí” incondicional en la Anunciación y su constante reafirmación a lo largo de su existencia nacieron de la certeza de saberse amada por Dios.
Aun comprendiendo el sufrimiento y las dificultades que le esperaban, Ella creyó, confió y aceptó, porque entendió que el mensaje que le traía el Ángel Gabriel era una invitación de Dios. Consciente de la importancia de su decisión, su entrega fue totalmente voluntaria: podría haber dicho que no y seguir viviendo tranquila, sin mayores inconvenientes. Pero supo que si Él le hacía esta propuesta era por algo.
El sí de la Virgen fue libre, comprometido y colaborador con los planes de Dios, sin condiciones ni exigencias. Su respuesta fue: “hágase en mí según tu palabra”.
JOSÉ
José también creyó en los proyectos de Dios, y respondió con gran mansedumbre a lo que Él le iba diciendo. El camino que tenía ante sí no era fácil e implicaba muchas renuncias. Pero, haciendo uso de su libertad, decidió entregarse a Su voluntad.
“Tú eres el que le pondrá nombre al hijo que dará a luz” Lo hizo.
“Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto” Lo hizo.
“Levántate, toma contigo al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel” Lo hizo.
Cada vez que Dios le pedía algo, José cumplía con Su voluntad. En los Evangelios, no se relata ni una palabra expresada por él: simplemente obraba. Incluso en los momentos en que no comprendía o parecía que Dios los había abandonado, siguió siendo fiel a su decisión de ser “la sombra del padre”: eligió aceptar la responsabilidad por la familia que se le había confiado. Con humildad, pero también con su presencia constante, se convirtió en el modelo de esposo y padre.
NOSOTROS
Nosotros, de distintas maneras, también tenemos que profesar nuestro “sí” a lo que Dios nos haya llamado. Aunque no lo podamos comprender en determinado momento, todo tiene un sentido en nuestra vida, y es para nuestro bien y el de los demás. Si Dios nos ama, tenemos que confiar en que todos los planes que Él tenga para nosotros van a ser buenos. Porque Él sabe hacer las cosas mejor de lo que nosotros podamos imaginar: “Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes.” (Is. 55, 9)
“Sí, no solamente porque sí,
sino porque yo junto a ti
encuentro paz, soy muy feliz.
Sí, aunque no entienda digo sí,
aunque no vea digo sí,
Tú me elegiste; siempre sí”
Publicado en la revista Bienaventurados/diciembre 2014