La escritura es una incuestionable herramienta de poder. Este es uno de los mensajes que deja la película Estación central (Brasil, 1998), del director Walter Salles. Dora (Fernanda Montenegro) es una mujer madura y soltera que se dedica a escribir cartas por encargo, en un contexto en el que el analfabetismo es muy común. Se caracteriza por ser una persona insensible y poco comprometida con la realidad social de los que están a su alredor. Pero en un momento dado, su rutinaria vida cambia por completo; una de sus clientas muere atropellada luego de haber pagado por el envío de una carta, y su hijo, Josué (Vinicius de Oliveira), queda solo en la estación. Los primeros días Dora lo ignora, pero al poco tiempo lo hospeda en su casa. Después de algunos intentos de deshacerse del niño, con sus respectivas decisiones y arrepentimientos, decide acompañarlo en busca de su padre. Juntos emprenden este viaje en el que el carácter distante y conflictivo que caracterizaba su relación al principio, va desapareciendo. Josué empieza a ser más comprensivo y menos caprichoso, y Dora va dejando su insensibilidad y egoísmo de lado. El viaje que realizan no sólo es un traslado de lugar físico; es también un viaje hacia el interior de sí mismos para descubrirse cada vez más.
Esta película logra hacer reflexionar sobre la importancia social de la escritura, ya que la considera como herramienta de poder e instrumento necesario para comunicarse. Además, gracias a las cartas que Dora escribe, puede ir avanzando la trama.un traslado de lugar físico; es también un viaje hacia el interior de sí mismos para descubrirse cada vez más.
Como contexto de una historia en particular, en “Estación central” se ven reflejadas varias cuestiones acerca de la dura realidad de gran parte de Brasil: el analfabetismo, la pobreza, la superpoblación, la marginación y soledad de muchas personas, la existencia de redes ilegales de adopción internacional y la importancia de la religión como búsqueda de respuestas ante el sufrimiento. En este sentido, hace mucho hincapié en las carencias y necesidades humanas. Sin embargo, no se deja llevar por el pesimismo o la negatividad, sino que rescata valores humanos que incluso los protagonistas habían perdido y van recuperando a lo largo del viaje, y le da mucha importancia a la posibilidad de cambiar. Es una película muy realista que se maneja a través de valores humanos, y de esta forma logra conmover al espectador y llegar a lo más profundo de sus sentimientos.
Publicado en la Revista El Pensadero